jueves, 2 de septiembre de 2010

Mi Libro de Arena

III

...No esperes que te olvide, No olvides que te espero

En la última camilla de un hospital al fondo de una salita llena de ancianos hay uno que no pasa de veinticinco. Perdió el conocimiento antes de cumplir los veinticuatro, según se lee en su expediente.

Una de las enfermeras, la que atiende al señor de al lado dice que nadie lo ha visitado, pero en este momento el paciente no se recupera ni empeora, está en un limbo, solo porque sigue respirando sabemos que sigue vivo, nadie por aquí ha hablado con él -"Es raro que no haya nadie que venga a verlo, aún a este señor testarudo vienen a verlo sus hijas, pero al muchacho aquél no hay nadie que se preocupe por él".

La señora de enfrente opina diferente, dice que solo hay alguien que viene a verlo, aunque ese alguien trabaja aqui, asi que no se si venga a visitarlo por obligación o en verdad quiera pasar algunas tardes con él. Es una doctora que siempre trae tacones. ¡Pobre muchacho! Siempre solo, a esa doctora solo la ha de ver en sueños, ojalá se despierte algún día.


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