OTREICROPEYOATICROTCODAL
ASOMAREPSEROJEMOSOCOL
ROPRASACSOMEREUQSON
ONEUQARUGESATINOB
AÑINIMODOTIMSERE
SESEMETEISICEID
SOLROPSAICARG
Te quiero siempre en el lado izquierdo de mi cama porque hoy te amo de las mil maneras que conozco, pero mañana, mañana seguro serán más…
Gracias por los 17.
Y en confesión propia ella reconoció que era adicta a él, a su mirada, la misma que la desnudaba a placer sin permiso, la misma que espiaba cada que podía su escote, y que jugaba sin recato con sus sentidos. Nada podía detener ya sus pensamientos cerro los ojos, y siguió reconociendo: Adicta a su aroma, que la moría y resucitaba en milésimas de segundo, el aroma que provocaba orgasmos mentales cada ves que él ocupaba en sueños su cama…
Y siguió aceptando su adicción: Adicta a la magia que sus manos creaban cada vez que rozaban su cuerpo, cada vez que le ofrecía caricias silenciosas, caricias oscuras, que empañaban los vidrios de la ventana…
y le faltaba mencionar que era adicta a tenerlo dentro de ella, a reclamarlo suyo con gemidos, a empaparse uno al otro con sudor, y ver la fuerza con la que su mano sujetaba la sabana blanca de su cama, cuando lo había hecho alcanzar el cielo… si! Era tan adicta a él… tan adicta al al al… amor.
Reconocerlo la dejo sin aliento, y más aún su imaginación, que esa noche lo había dibujado al lado izquierdo de su cama en tercera dimensión, pudo acariciar su torso, pudo ponerle un destino a sus manos… se entrego a sus ganas, porque esa noche el hombre de sus sueños, estaba en su cama, tan real como los besos sedientos que se daban.
La solución… ya la pondrán luego.
Prometo dormir más, para soñarte más, para recargar la batería con tus ojos, y seguir sintiendo el calor que me regalaste apenas el domingo, no quiero dejar de pensarte, no quiero que dejes de pensarme…
Hoy no quiero caricias urgidas, ni besos ahogados en deseo, esos nos me los guardo para cuando estés aquí, te reservo mi calor para cuando puedas apagarlo con tu fuego, antes no, no quiero.
Esta noche, solo necesito que me abraces, que tus brazos se hagan más grandes y que las distancias no importen, te guardo el lugar de siempre al lado izquierdo de mi almohada, para que me protejas de los miedos que entran por la puerta, y yo abrigarte del frio que entra por la ventana.
Las horas pasan tan lento, cierro los ojos y los vuelvo a abrir pretendiendo que sea ya una nueva semana, y no ha pasado ni la mitad de un segundo… pero no quiero pensar en lo que falta por verte, sino en todos los planes apenas vuelvas, ocupo mi tiempo viendo el libro rojo, una y otra vez, que incluso ya perdí la cuenta.
Y si, aguardo como cada tarde frente a la ventana, en una de esas la lejanía es solo un sueño, y el sonido de tu piedrita tocando mi puerta me despierta… aguardo una hora, luego dos, incluso tres, pero nunca me despiertas, abro yo sola los ojos, y mis lágrimas se ruedan… pero ni ellas me detendrán, seguiré esperando, porque se que algún día me despertaras, me abrazaras, me besaras y de pronto todo lo que hoy siento, desaparecerá…
[Me duele extrañarte… pero el dolor hace crecer más el amor]