1.5

Se puede ver lejos ya aquel doce de febrero en el que me urgía conocerte; pero igual pareciera que fuera ayer que aún nervioso fui a conocer a la niña risueña que se dio el tiempo de hablarme entre sus múltiples ocupaciones.

Hoy también me urge verte, me urge abrazarte como aquél catorce de febrero al despedirnos; pero sobre todo me urge hacerte feliz y deshacerme de los moustros.

En este momento debes estar en algún sueño bastante profundo y caiste rendida después de tu dolor de cabeza, te extraño en el mismo instante en que doy media vuelta cuando te veo entrar a tu casa.

Muchas gracias bonita
te mereces todo Princesa!
Déjame ser yo el que te lo de.

Haz lo posible, tú sabes, me quedaré, llámame.

Pd.- No olvides tu tarea